sábado, 4 de diciembre de 2010

Y ES DIOS POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS


Mientras yo escribo, la voluntad de Dios rige el universo y está en cada una de las gotas que pulverizan las olas contra las rocas.

Mientras yo escribo, la voluntad de Dios perdona y lava con Su Sangre roja los pecados de millones de almas.

Mientras yo escribo, la voluntad de Dios vive en la última hoja que cae de una rama o de un poema desconocido.

Mientras yo escribo, la voluntad de Dios ama la libertad del hombre que blasfema o mata.

Mientras yo escribo, la voluntad de Dios crea la belleza de una flor o de una vida en el seno de una madre.

Mientras yo escribo, la voluntad de Dios es el misterio que permite el sufrimiento, la tortura y el dolor horrible de la muerte.

Mientras yo escribo, la voluntad de Dios amanece en el trabajo y en el corazón de cualquier persona decente.

Mientras yo escribo, la voluntad de Dios es Su misericordia y es el vuelo por el alma de todas las aves de la historia.

Mientras yo escribo, la voluntad de Dios es para mí la mirada de Ana, que trajina nerviosa entre los hijos y las cosas.
Mientras yo escribo, la voluntad de Dios se precipita por mi vida con igual o más fuerza que por las cataratas del Niágara.

Mientras yo escribo, la voluntad de Dios acecha mis sueños y me pide que Se los entregue todos para hacerlos infinitos.

Mientras yo escribo, la voluntad de Dios sólo quiere que sea santo con este imperfecto canto de palabras hirsutas y llenas de ojeras.
Guillermo Urbizu

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