jueves, 8 de septiembre de 2011

LA MECEDORA



Había una vez una anciana en un asilo, era una mujer llena de amargura y abatida por la vida.

Ella no hablaba con nadie ni pedía nada. Ella apenas existía – en su vieja y rechinante mecedora . La anciana no tenía visitantes.

Cada dos días por la mañana, una joven y sabia enfermera entraba en su habitación. Ella no trataba de hablar o hacerle preguntas de la señora, simplemente acercaba otra mecedora junto a la anciana y se mecía con ella.

Semanas o meses más tarde, la anciana finalmente hizo uso de la palabra.
-Gracias – dijo - Gracias por mecerte conmigo.

No hay nada más artístico que verdaderamente amar a las personas - Vincent van Gogh

Lucas 10:27 - Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y á tu prójimo como á ti mismo.

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